DESCUBRE TU PROPIA NAVIDAD: ¡CABALGA COMO JINETE LIBRE!

  

     Nacemos sentados sobre el caballo de nuestra genética heredada, sin ningún conocimiento de cómo gobernarlo, es más: nos educamos creyendo que somos el caballo. Despertar a nosotros mismos, a nuestra propia "genética" como seres únicos, como almas que no pertenecen a nuestras familias humanas, es una auténtica navidad, un nacer a nuestra parte no condicionada por la herencia familiar y cultural. No podemos ser auténticamente nosotros mismos sin vivir esta navidad propia, sin distinguir al caballo del jinete. 

     Querido lector: te invito a descubrir esta navidad especial, que no nace de ninguna tradición, sino de la rebeldía de revelarnos como seres únicos ¿Sientes que ha llegado el momento de cabalgar tu caballo como jinete libre...el momento de celebrar tu propia navidad...? A esta pregunta solo puedes responder tú.


Cabalgar como jinetes libres, haciendo de nuestra herencia, de nuestro caballo, un medio a nuestro servicio y no al revés. La herencia no ha de ser una carga, sino una inversión para conseguir llegar a donde nuestros antepasados no pudieron. Con la ayuda de nuestro propio ser podemos gobernar el caballo que recibimos y convertirnos en seres humanos con luz propia.

 

 

SALIR DE LAS TRINCHERAS DE LA NORMALIDAD

 

   Lo que comúnmente llamamos normalidad no es más que una zona de seguridad, muchos autores la llaman zona de confort, pero creo que es mucho más acertado llamarla de seguridad, pues las personas nos atrincheramos en ella para no hacernos preguntas "peligrosas" sobre nuestra forma de vivir y de vivirnos. Esta zona nos hace sentirnos seguros a cambio de no hacernos demasiadas preguntas, no sea que las respuestas exijan que nos comprometamos con nuestra felicidad y con la de los demás. 

    No hemos sido educados para comprometernos con la felicidad y los consiguientes esfuerzos de los cambios que ello requiere, cambios que pondrían en peligro nuestra seguridad emocional, que muchas veces consiste en aceptar chantajes emocionales. Para salir de la normalidad de los chantajes emocionales y del consumismo depredador de la naturaleza, que ejercemos a diario, hemos de pisar la raya que delimita nuestra zona de seguridad, hemos de salir de las trincheras y valientemente comprometernos con nuestra felicidad y con la de toda la humanidad.


   Un fotograma de la película "Feliz Navidad", perteneciente a la escena en la que un famoso tenor alemán, durante la Primera Guerra Mundial, tiene la valentía de tomar un árbol de Navidad y salir de la trinchera cantando una canción de Navidad conocida por ambos bandos en lucha. Su valentía logra que los enemigos dejen de serlo, venciendo así el chantaje emocional que les había llevado a odiarse sin siquiera conocerse: todo un canto a animarnos a salir de nuestras trincheras de seguridad.




EL ORGULLO NO ES UN DEFECTO, ES UNA INVITACIÓN A NUESTRO CRECIMIENTO PERSONAL


    No se trata de vencer a nuestro orgullo, que sería una forma de alimentarlo: sentirnos orgullosos de haber vencido a nuestro orgullo, sino de experimentar un crecimiento personal que nos permita trascenderlo. El orgullo es una de las estrategias que emplea nuestro inconsciente para intentar ocultar a nuestro consciente la falta de autoestima, por eso para dejar de ser dependientes de nuestro orgullo hay que ir a sus raíces, y fomentar nuestra autoestima en un proceso de crecimiento personal: el orgullo no es un defecto, es una invitación a nuestro crecimiento personal.


El orgullo trata de engrandecer nuestra imagen social para ocultarnos cómo nos vemos desde la sombra de nuestro inconsciente




SUPERA A LOS GRANDES GUERREROS DE LA HISTORIA


     No hay nada más poderoso y a la vez sumamente útil que derrotar a nuestros enfados. Cuando nos enfadamos inundamos de bioquímica negativa todo nuestro cuerpo, es decir, nos atacamos a nosotros mismos. Este acto tan absurdo, hacernos daño a través de nuestros enfados, los realizamos por la sencilla razón de que en toda nuestra educación nadie nos ha explicado la relación entre nuestras emociones y nuestro cuerpo. Una Segunda Alfabetización ha de acabar con este analfabetismo, que nos lleva a agredirnos a nosotros mismos,  a ser conductores sin preparación de nuestro propio cuerpo: para conducir un automóvil se no exige unas pruebas que demuestren nuestra pericia, sin embargo nuestra educación actual nos pone al volante de nuestro cuerpo, un vehículo irremplazable, sin habernos enseñado a conducirlo y evitar así hacernos daño.

     Querido lector, te invito a aprender a conducir tu cuerpo sin dañarlo, y te propongo que empieces por observar tus enfados: en tu próximo enfado siente cómo la energía y la bioquímica del enfado comienza a esparcirse por todo tu cuerpo, y pregúntate entonces quién tiene el mando de la nave: ¿tu enfado o tú? Te invito a superar a los grandes guerreros de la historia, que eran capaces de enfrentarse a los más poderosos enemigos, pero que sin embargo se rendían incondicionalmente ante sus enfados. No conviertas tu cuerpo en un campo de batalla, enfréntate a la bioquímica malsana del enfado con tus dos armas más poderosas: tu risa y tu sonrisa; ningún enfado aguanta que se rían de él y además la risa inunda nuestro cuerpo de bioquímica de la felicidad.


Toda batalla exterior implica una batalla en nuestro interior, en nuestro propio cuerpo, que se convierte en campo de batalla a menos que aprendamos a evitarlo.

  


SER REBELDE NO BASTA PARA SER LIBRE


     Podemos discrepar de uno de los clanes en los que hemos crecido a la contra o con sabiduría propia. Oponernos sistemáticamente a las directrices de un clan no nos libera de él, sino que nos ata en vez por la obediencia por la rebeldía; mientras estemos obsesionados en atacar al clan estaremos renunciando a vivir liberados de él: ser rebelde no basta para ser libre.