El árbol de nuestra familia y el de nuestra cultura parece grandioso frente a un simple ser humano, pero sin embargo por grande que sea nunca puede evitar que un ser alado despegue de él... |
DEJAR DE SENTIRNOS PLANTAS
Considerar a nuestras raíces desde la
perspectiva y el sentir de la dualidad nos convierte en plantas, siempre
pegados al terruño. El ser humano tiene ante sí un nuevo paradigma, un
territorio diferente en el que pensar y sentir, en él deja de ser planta para
convertirse en pájaro .... las raíces ya no son una seña de identidad, sino
simplemente un pasado a honrar, un pasado que no ata.
Querido lector, ¿sientes en tu interior a ese
ser humano alado ...? ¿Qué te parece echarlo a volar .... sentirte libre de
raíces .... sentirte ligero, sin el peso de la dualidad que nos lleva a
enfrentarnos por identidades que no son las auténticamente nuestras, sino
proyecciones necesarias para un planta que sólo sabe vivir en un trozo de
tierra ? Ya sabemos lo que es sentirnos plantados, ahora se nos abre el
horizonte de reconocernos más allá de cual sea nuestra procedencia.
Cuando dos seres humanos alados se miran no
se preguntan sobre sus raíces, sino sobre cuáles son sus aventuras de libertad,
se sienten compañeros, aunque hablen lenguas diferentes; en sus corazones
hablan un mismo lenguaje, el lenguaje de entregar sus sueños para crear una nueva
humanidad sin fronteras, una humanidad de humanos que han dejado de depender de
sus raíces y han decidido vivir su identidad auténtica, la que no es necesario
defender porque nunca está en peligro. Superar nuestras raíces no sólo nos
permite volar, también es una forma más profunda de honrarlas ... dejar el nido es lo que se espera de un ser
alado.
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gracias...es nuestro legitimo derecho ser diferentes a nuestras raices.
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