HACIA LA EVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA


      No se puede cambiar algo desde el amor sin amar lo que se pretende cambiar; renovar desde el resentimiento no es evolución es revolución, y como tal hace que se creen divisiones y enfrentamientos entre las personas. No se trata de dar la vuelta a la tortilla, sino de crear entre todos una nueva. No ser demócratas con los que no lo son no es una actitud demócrata, conviene en estos momentos de enfrentamientos recordar aquel viejo dicho: "ten cuidado no termines pareciéndote a tu enemigo". La auténtica evolución democrática camina sin enemigos, por lo menos por parte de los que creen en ella.

Las revoluciones son siempre en contra de determinadas ideas  y de los grupos de poder  que las ejecutan. En las revoluciones para conseguir dar la vuelta a la tortilla de poder se siembra el resentimiento y el odio, que se convierten en  semillas de nuevos resentimientos y odios, a la vez que las nuevas personas en el poder caen en los viejo vicios e insensibilidades.  No puede haber auténtico progreso cambiando meramente a las personas que mandan y creando una nueva pirámide de poder, la democracia de corazón ha de ser el conocimiento que deje atrás las revoluciones y las sustituya por  progreso para todos, es decir que propicie una auténtica evolución: sin evolución democrática hacia los valores del corazón no puede haber evolución humanitaria.

      No se puede cambiar el mundo a golpe de revoluciones, pues lo único que se haría es cambiar el grupo de privilegiados. La evolución democrática es para todos, también para los que no creen en ella. En el fondo todos vamos en el mismo barco y vivimos las mismas grandes tormentas, es cierto que en el barco todavía hay división de clases, privilegios, engaños, manipulaciones  ... pero los "ganadores" no han de olvidar que una vía de agua hunde el barco para todos, y los "perdedores" han de ser conscientes de que el odio y el resentimiento es el virus de las revoluciones estériles. No hay más camino que sea a la vez lógico y de corazón que el de andar por el camino de la evolución, de la evolución democrática, es el único que puede garantizar el respeto y el bienestar de todos.