HACIA LA EVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA
No se puede cambiar algo desde el amor sin amar lo que se pretende cambiar; renovar desde el resentimiento no es evolución es revolución, y como tal hace que se creen divisiones y enfrentamientos entre las personas. No se trata de dar la vuelta a la tortilla, sino de crear entre todos una nueva. No ser demócratas con los que no lo son no es una actitud demócrata, conviene en estos momentos de enfrentamientos recordar aquel viejo dicho: "ten cuidado no termines pareciéndote a tu enemigo". La auténtica evolución democrática camina sin enemigos, por lo menos por parte de los que creen en ella.
No se puede cambiar el mundo a golpe de revoluciones, pues lo único que se haría es cambiar el grupo de privilegiados. La evolución democrática es para todos, también para los que no creen en ella. En el fondo todos vamos en el mismo barco y vivimos las mismas grandes tormentas, es cierto que en el barco todavía hay división de clases, privilegios, engaños, manipulaciones ... pero los "ganadores" no han de olvidar que una vía de agua hunde el barco para todos, y los "perdedores" han de ser conscientes de que el odio y el resentimiento es el virus de las revoluciones estériles. No hay más camino que sea a la vez lógico y de corazón que el de andar por el camino de la evolución, de la evolución democrática, es el único que puede garantizar el respeto y el bienestar de todos.
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