Amemos a nuestras creaciones porque ellas son las mejores embajadoras de nuestra capacidad de amar. Cuando creamos, de corazón, insuflamos nuestro amor y nuestra esencia a lo creado, por eso, más allá del arte que estemos expresando, nuestra creación es un testimonio del misterio y de la belleza de nuestra existencia que regalamos al mundo: crear, de corazón, es poner nuestras estrellas en el firmamento de la humanidad.
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