La ética sin corazón nos ayuda a respetarnos, pero no garantiza la felicidad ni la plenitud como ser humano; además no acaba con la desvalorización a través de la culpa y los juicios ; en cambio vivir desde el corazón hace pura, sabia y alegre nuestra mirada, convirtiendo en innecesaria la ética. Todos disponemos de ese corazón, el día en el que la educación enseñe a quitar los obstáculos, que nos impiden comunicarnos abiertamente con él, la humanidad volverá a nacer.
Una nueva humanidad espera detrás de la puerta de los juicios, su mirada es pura y en su inocencia está su poder. ¿A qué esperamos para abrirle paso ...? |
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