COMO DESEMBARAZARNOS DEL JUICIO Y HACER ÚTILES NUESTRAS ALAS
Para dejar de juzgar no basta con aprender
a observarnos, ese es sólo el primer paso. La siguiente etapa es conseguir no
juzgarnos por haber juzgado, para conseguir esto es necesario que nuestro
"peso dramático" disminuya, debemos contemplar el juicio a nosotros
mismos o a otra persona con sentido del humor: reírnos desde la inocencia,
porque ésta tiene la llave a dejar de juzgarnos.
Nuestro
estado emocional nos ha de hacer sentir ligeros, como en aquella escena de Mary
Poppins, en la que van a visitar al tío Albert y todos se contagian de su risa
teniendo que merendar en el techo, convertidos en auténticas personas-globo,
llenas del gas de la alegría y de la inocencia. Sólo desde esta “altura”-
separados del suelo en el que nacen los dramas de la dualidad –podemos aprender
a vivir sin la gravedad de los juicios que nos impide ser nosotros mismos.
Vivir sin juzgar es nacer a una nueva vida,
es darse a luz a sí mismo. La mirada gana en penetración, nos permite ver más
allá de los estados de necesidad del ego, alcanza hasta reconocer nuestros
sueños, esos que esperan que los realicemos, para convertirnos en ricos a
nosotros y al mundo entero. Vivir sin juzgar es la promesa de una humanidad
feliz, en la que todos pueden vivir según lo que sienten en su corazón.
Ya ves, querido lector, lo importante que
es perder alguno kilos de esa grasa dramática de la que nos hemos ido
engordando para, así, tener la suficiente ligereza que hagan útiles esas alas
con las que todos nacimos, las que nos permiten volar hacia nuestros sueños sacándonos
de una vida de necesidades basada en los juicios, en la culpa, haciéndonos
sentir los auténticos creadores de nuestra vida, ¡Venga, ensaya tu sonrisa …
eso es … un poco más … observa la báscula de tu peso emocional como baja! Es
fácil, sencillo … con el tiempo podrás merendar en las alturas como Mary
Poppins, Bert, los niños y el tío Albert.
Ensaya un poco cada día, inicia la dieta de la sonrisa, sobre todo
cuando te sorprendas juzgando, la culpa sólo puede actuar cuando tenemos
sobrepeso. Siente tus alas, están esperando que adelgaces para poder servirte;
hablo en serio, eso sí, desde la más amplia e inocente de las sonrisas … ¡Feliz despegue!
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