EL PODER DE LAS PALABRAS AUTÉNTICAS
Las palabras pueden ser como flores
verdaderas que con su belleza, color y aroma anuncian frutos venideros, o como
flores de plástico, que por bien hechas que estén no van a producir fruto.
Las palabras auténticas son las que nacen de
nuestra esencia, las que llevan el perfume de nuestro corazón y que anuncian al
otro el fruto de nuestra presencia. Con ellas no sólo se puede crear poesía,
sino también ciencia y relaciones profundas, cuando las empleamos alimentan
nuestra existencia, nuestro propio cuerpo, nos dan salud y llenan de vida
nuestro entorno.
Cuando hablamos con palabras auténticas las
personas sienten que se abre espacio ante ellas, como cuando inspiramos en lo
alto de una cumbre y sentimos que el aire nos penetra hasta lo más hondo, a la
vez que nuestra mirada se expande a la
par de nuestros pulmones. Cuando entregamos palabras auténticas sentimos estar ante un despejado horizonte
marino, que a falta de obstáculos ante nosotros se vuelve un espejo en el que
sentirnos. Son palabras que aumentan nuestra perspectiva, que abren nuestra
mirada a nuevos mundos. Los que las escuchan tienen la sensación que también ellos
son sus creadores, son palabras sin dueños, nacen libres, capaces de superar
cualquier obstáculo: es el poder de las palabras auténticas.
Hoy más que nunca el mundo necesita de
palabras auténticas, que despejen nuestro horizonte de la neblina de mentiras y
autoengaños. Necesitamos crear un nuevo mundo en el que podamos sentirnos auténticos,
en el que no nos engañemos con premisas como que la competitividad es progreso.
Un nuevo mundo en el que dejemos de ser inválidos a fuerza de invalidarnos con
palabras falsas que nos alejan de nosotros mismos, de nuestro sentir.
Querido lector, hoy tienes el poder de
cambiar el mundo, sé valiente, atrévete a decir lo que sientes en tu esencia,
habla desde el poder de las palabras auténticas, conviértete en un faro
antiniebla, capaz de abrirte el camino que te conduzca hasta donde
verdaderamente quieres llegar, y deja a un lado todas las escusas para no
ofrecer al mundo tu mayor tesoro: ser tú mismo.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¿No eran autenticas estas palabras?
EliminarQue cierto...usar palabras que vienen de nuestros sentimientos es una de las mas eriquecedoras experiencia de libertad. En éste tiempo que vivimos de programación....hablar sinceramente es un lujo que nos debos regalar!!!. Gracias Carlos, como siempre inspirando integridad!
ResponderEliminarMe encanta escucharte, leerte, bueno, escucharte, Recuerdo tu voz de los vídeos y te leo con tu voz. Gracias por ser.
ResponderEliminarCierto, según utilizemos las palabras podemos enriquecer a los demás o hacerlos pedacitos.
ResponderEliminarGracias por tus aportaciones.
Hablar con la mente sin el corazón es engañoso, se nos meten los Egos y nos estropean la espontaneidad.
La primera vez que entré en el encuentro, el grupo reunido formaba un círculo. El nombre en torno al cual se reunían era la palabra. Cada uno de los integrantes habló desde la conciencia. Llegó el turno de MU, quien dijo así:
ResponderEliminarForjadores de espadas; ¡aquí está la palabra!.