EXPERIMENTAR DESDE LA INOCENCIA
Hay un principio cuántico,
tal vez el más popular, que dice que el observador irremediablemente influye
sobre lo observado. Demos ahora un salto cuántico y tratemos de aplicar esto a
nuestra vida cotidiana – algo totalmente intolerable desde el más puro
academicismo-. Cada vez que experimentamos algo lo influimos, seamos más
atrevidos, lo cocreamos, nuestra mirada es clave en este proceso, si la tenemos
condicionada por experiencias pasadas terminaremos cocreando cosas similares. Esto
hace que si no lo remediamos nuestra vida vaya siendo cada vez más monótona, así
se entiende que ciertos ancianos lleguen a tener la sensación de que han vivido
mucho y que ya nada puede sorprenderles, cuando en realidad lo que ha pasado es
que su mirada ha quedado en buena parte bloqueada por sus experiencias pasadas:
es la experiencia como freno en lugar de cómo sabiduría.
Esto no sólo ocurre en personas individuales, sino también
en colectivos como los científicos, que a fuerza de “experiencia”, siempre en
las mismas direcciones, terminan agotando su mirada, encareciendo y
dificultando la investigación: es el cientifismo. Un ejemplo de ello es la medicina occidental,
que sin duda alguna se ha convertido en la más cara del mundo y que se va
viendo obligada a clasificar como enfermos crónicos cada vez a mayor número de
personas.
Para evitar todo esto es necesario que aprendamos a emplear
la sabiduría de la niñez en nuestra vida cotidiana, desde ella nuestra mirada
recupera su frescura y también su capacidad de giro, de enfocar en varias
direcciones. Gracias a ella cada experiencia nos descubre siempre algo nuevo, al
científico le libra de convertirse en esclavo de su propia mirada y al anciano
le hace sentirse vivo hasta el final de su camino.
¿Qué te parece, querido lector, aprender a experimentar
desde la inocencia …? He de advertirte que si lo haces vas a dejar sin espacio
a tu victimismo, pues cuando quiera recurrir a tus malas experiencias se va a
encontrar con que le cambias la perspectiva, se va enfadar muchísimo, ya verás,
ya verás … Te preguntarás cómo puedes
acceder a tu niño interior … tendrás que emplear la imaginación junto con el
sentir. Una forma es recordar alguno de esos momentos en los que has jugado con
un niño muy pequeño y has empezado a hacer “tonterías” , es decir, a dejar de
comportarte como se supone que lo hace un adulto, para hacerlo tuviste que
sacar a tu niño interior, al recordarlo le estarás invitando a que otra vez
aparezca y podrás mirar durante unos instantes tu experiencia desde sus ojos,
desde su sabiduría. Esos instantes de frescura bastarán para tener una nueva
perspectiva, luego puedes volver al adulto, que disfrutará ya de un nuevo
enfoque. Piensa en esas experiencias que se repiten en tu vida y no sabes cómo
desbloquear, ¿qué pasaría si las ves desde la inocencia …?
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