La mirada inocente contempla lo deseado sin sombras; desde ella el deseo deja de ser un obstáculo a la felicidad ... ya no hay que pagar ningún precio por seguir a nuestros deseos. |
DESEAR SIN SOMBRAS
Querido
lector te invito a un juego: piensa en algo que te gustaría hacer y que sin
embargo te prohíbes, siente la fuerza represora que estás empleando para no
hacerlo, incluso para ni siquiera imaginarlo. Visualiza tu esfuerzo como
tirando de una cuerda, ahora, piensa y siente en lo prohibido sin juzgarte,
desde la inocencia de quien no conoce ni reconoce las normas que te llevan a
rechazar el acto deseado: desde la inocencia no hay castigo. Cierra los ojos ,
tómate un tiempo para sentirlo ...
Ahora,
desde el sabor y el aroma de la inocencia, sigue la cuerda de la que estabas
tirando, busca su otro extremo, el que está atado a aquello que te prohibiste,
míralo sin juicios, sin las interpretaciones que un día se impusieron en tu
mente ... reconócelo no en tu sombra,
sino en tu corazón ... verás que no era en realidad lo que pensabas, detrás de
tu deseo, contaminado de necesidades de tu sombra y de juicios ajenos a ti, se
escondía algo puro. Una vez reconocida su verdadera esencia tu prohibición desaparece
como tal, ahora te das cuenta que estabas confundiendo el objeto de tu deseo con su sombra. No hay objetos
sucios, sino miradas de luces opacas que proyectan sombras de juicios y
miedos.
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Y así es...!!!! Gracias!!!
ResponderEliminarSr. Carlos Gonzalez.
ResponderEliminarEs un placer leerle, un encuentro con el saber.
Muchas Gracias por todas sus exposiciones.
Un cordial saludo.