MÁS ALLÁ DE LOS ORDENES DEL AMOR
Nuestra educación nos ha enseñado a
reconocer el amor sólo en determinadas cosas: las que considera
"buenas". El amor es como el agua que adopta diversos estados y que
es capaz de adaptarse a cualquier recipiente. Sin embargo, nuestra mirada ha
sido conducida para reconocer al amor sólo en determinadas situaciones: son los
órdenes del amor, que intentan encauzarlo en función de lo que una sociedad o
familia considera importante. Esos órdenes están diseñados siguiendo las
normas de la dualidad para garantizar la
presencia permanente de dramas en nuestra vida, ya que un amor así, iluminado
por el sol de lo importante, proyecta sombras: las zonas que no reconocemos
como amor, algo esencial para poder dramatizar nuestra mirada. Nuestro
inconsciente contiene a muchas de estas sombras, que esperan que el sol de lo
importante se ponga en nuestro horizonte y se desvele la omnipresencia del
amor.
El amor no es algo que hay fuera de
nosotros. sino una forma de mirar, un pasar por nuestro corazón la mirada para
convertirla en inocente, es decir liberarla de lo importante para que descubra
lo esencial. Por eso, el amor no necesita de cauces ni de órdenes, ¿qué sentido
tiene ordenar lo que impregna todo ...?
Querido lector, ¿en cuántos cauces has
encerrado el amor? Cada juicio es un querer canalizar el amor para dejar de
reconocerlo fuera de ese cauce. ¿Qué te parece permitir que el amor se desborde, poco a poco, de esos órdenes que ha establecido tu familia
o tu sociedad …? Cuando vas dejando que
todo se impregne de amor comienzan a
desaparecer las sombras; en la familia las ovejas negras ya no serán
vistas por ti como tales , comprendes que en el fondo no eran más que papeles
del árbol genealógico que el orden del amor aceptado colocaba en ese lugar
marginal. Te invito a rebelarte contra esos órdenes para revelar el amor en tu
propia mirada, para liberarte de los cauces a los cuales un día te ataste y,
así, sentir que el aire del amor nunca te falta.
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