Encerramos a parte de nuestro ser en un limitado cuerpo físico aislándolo del resto del universo, luego abrimos en ese cuerpo las ventanas de lo que llamamos sentidos, y al resultado lo llamamos ser humano.
Querido lector: pasar de ser a ser humano, encerrarnos en el adjetivo para vivir nuestra grandeza desde la pequeñez, es un acto de gran atrevimiento que nos convierte a todos los humanos en valientes. Te invito a que cuando los dramas de tu vida te aprieten recuerdes que eres más que el adjetivo de humano, que tu valentía está probada por el simple hecho de haberte atrevido a vivir la aventura humana y que, por todo ello, siempre eres más grande que tus problemas.
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