SONREÍR BAJO LA LLUVIA DESCUBRE NUESTRO AUTÉNTICO HOGAR
Sonreír bajo la lluvia nos pone en contacto con la pureza de nuestro
corazón; ese lugar de nuestra conciencia en el que no existe ni la culpa ni el
juicio, en el que la sabiduría tiene su reino y desde el cual podemos ver a los
otros más allá de los personajes que interpretan.
En muchos lugares podemos sentirnos a
gusto, seguros e incluso alegres, pero sólo en nuestro corazón nos sentimos en
casa, es el hogar en el que nos reconocemos más allá de los estados de
necesidad del ego.
Como el caracol el ser humano camina
siempre con su “casa”, pero lejos de llevarla a cuestas le vuelve más ligero, tanto
que es capaz de volar sin alas.
Cuando entramos en nuestro auténtico
hogar no necesitamos identificarnos con ninguna bandera, ni defenderla;
cualquier persona es nuestra compatriota, nuestras manos están unidas a las de
toda la humanidad, recordándonos que en nuestros sentir más profundo no hay
fronteras … y que las diferencias nos hacen ricos a todos cuando en vez de
competir por ellas las compartimos.
Desde nuestra “casa” la historia se
reescribe fuera de la dualidad, las victorias y las derrotas se trascienden, revelándosenos tras los
papeles que interpretamos en ellas a los actores que somos. ¡Qué baje el telón y aplaudamos a los
“buenos” y a los “malos”, pues todos fuimos excelentes actores!
Cuando nos reconocemos en nuestra esencia
es como sonreír bajo la lluvia, nos sentimos libres y alegres, sin las cadenas
de los papeles que interpretamos bajo el yugo de la dualidad. Nuestros dramas
desaparecen como borrados por la misma lluvia, nuestro auténtico hogar se
revela ante nosotros … Querido lector,
pruébalo, sonríe bajo la lluvia después de sentir estas palabras … ¡no, no hace
falta esperar a que llueva, tienes la varita mágica de tu imaginación ….! ¿Qué
te cuesta ponerla en marcha …? No te
preocupes, comienza por probarlo en la ducha, siempre hay un camino para sonreír
bajo la lluvia …
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