UNA FORMA SENCILLA, NATURAL, DE DESCUBRIR NUESTRA PRESENCIA: EL DESNUDO INTEGRAL INOCENTE
Si en una persona que nos está hablando
ponemos la atención no en su discurso sino en su mirada y recibimos esa
atención desde nuestro sentir y no desde nuestro intelecto, notaremos un
sobrecogimiento, un impacto sobre nuestro cuerpo: es la presencia del ser que
habita tras los estados de necesidad del ego, tras los mandatos del árbol
genealógico y de la cultura ... es un
ser humano desvestido de sus creencias, es un desnudo integral y a la vez
inocente, es presencia en estado puro. Notaremos también que ya no podemos
pensar, un sentir profundo nos invade, nuestro cuerpo se expande sin límites,
el tiempo se para ... ¡ es nuestra propia presencia … manifestada en el desnudo integral inocente !
Ya ves, querido lector, no hacen falta
grandes técnicas de meditación, ni procesos iniciáticos, ni creencias
religiosas, tan sólo empezar a sentir al otro más allá de los personajes que
interpreta: ¡fácil, sencillo ...como sentir el aire que respiras! Al intelectualizar la vida nos vamos poniendo
trajes, luego para espiritualizarla en vez de quitárnoslos nos ponemos los
trajes de la religión, de la filosofía, de la nueva era ... ¡Qué calor, qué
agobio ... cada vez nos cuesta más respirar! Nuestra educación nos dice ¡más
trajes" Pero el camino a ser nosotros mismos es mucho más sencillo:
reconocer cada traje y quitárnoslo; luego, si queremos disfrutar del baile de
disfraces, si queremos jugar la vida, podemos elegir vestidos, eso sí, que sean
permeables a nuestra esencia, que nos dejen respirar el aire de ser nosotros
mismos, que nos ayuden a hacer discursos vivos, no dirigidos por nuestros
estados de necesidad, en definitiva, que anuncien nuestra presencia: serán
vestidos mágicos que preservan nuestra desnudez integral inocente.
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