Al igual que ver la comida como una mera
necesidad nos oculta sus sentidos más profundos, como la comunión con la
naturaleza que implica, el ver el dinero como una necesidad nos vela su sentido
más profundo: agente intercambiador de creaciones entre seres creadores.
Si
contemplásemos desde lo esencial la
comida veríamos en ella una nutrición de belleza, de sentido de la vida; lo
mismo ocurriría si lo hiciésemos con el dinero.
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El sentido esencial de la comida está detrás de los átomos que emplea para expresarse físicamente, nuestro sentir puede traspasar cualquier conocimiento intelectual sobre el alimento y desvelarnos el símbolo, el mensaje, que hay en él. Sentir la comida es darle sentido.
Dejar un sentir, un mensaje propio, en
cada billete y moneda que entreguemos es nutrirlos de nuestra presencia, es
desarmarlos de la competitividad y de la explotación del hombre por el hombre.
Podemos “blanquear” el dinero sin juzgarlo, sin maldecir a quien lo empleó
desde el engaño y la avaricia, podemos sembrar en él las semillas de una nueva
función dirigida a lo esencial, a crear una nueva humanidad en la que la
abundancia crezca al compartirla, una humanidad que haga partir su lógica del
corazón.
¿Qué te parece, querido lector, empezar a
ver a estos dos pilares de la humanidad hoy, la comida y el dinero, como una
comunión con la naturaleza, la primera, y como una comunión entre los humanos,
el segundo ? Te invito a sentir hoy todo esto cuando paladees en tu boca la
comida y cuando entregues un dinero a
otra persona a cambio de una creación de otros seres humanos. ¿Por qué
conformarse con una vida rutinaria
cuando podemos sentir su magia en todo lo cotidiano ...? Agrandemos nuestra
existencia, vayamos más allá de lo que aprendimos sobre las cosas, descubramos
su esencia, su aroma ... ¿Te animas ...?
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