LA RESONANCIA EMOCIONAL: UN MÉTODO PARA AYUDAR A PERSONAS INACCESIBLES
En ocasiones queremos ayudar a una persona con la que tenemos roces
frecuentes y hemos intentando sin éxito hablar con ella sobre el tema, siempre
que lo hemos hecho se nos ha cerrado en banda, incluso con el intento de
diálogo empeoramos la situación; esto se da muy frecuentemente, por ejemplo,
entre un padre y su hijo adolescente. En estos casos tenemos una técnica muy
especial: la resonancia emocional. Consiste en observar qué emociones negativas
provoca en mi la convivencia con la persona en cuestión, e interpretar que
estas emociones son una resonancia de las que siente el otro en su interior y
que, en última instancia, son las que originan el problema de convivencia. Por
ejemplo, si ante mi hijo adolescente siento frustración cabe pensar que el
problema de mi hijo es que está frustrado por algo y que por eso se lo hace
pagar a otros, incluido a su padre. Es una técnica que se puede aplicar sin
necesidad de que la otra persona colabore y que nos da una pista muy importante
para iniciar una aproximación hacia ella.
El principio en el que se basa es
en la resonancia, un fenómeno físico muy conocido: cuando tocamos una nota en
una cuerda de un instrumento musical puede hacer vibrar otra cuerda en un
instrumento próximo al primero, lo más sencillo es probarlo con dos diapasones
de la misma frecuencia: al hacer sonar uno se pone en marcha el otro. Lo que
funciona en la física puede también funcionar en las emociones. Piensa que el
fenómeno de la resonancia emocional es más común de lo que parece, tienes
numerosos ejemplos: en un partido de fútbol cuando la alegría se contagia ante
un gol, en una película cuando los espectadores resuenan ante las emociones de
los protagonistas, ante la indignación colectiva por un hecho injusto, la misma
empatía es un fenómeno de resonancia emocional ...
Querido lector, te invito a probar
la resonancia emocional con esa persona a la que estimas, tienes problemas de
convivencia con ella y no encuentras manera de dialogar y solucionarlo; no
tienes nada que perder y mucho que ganar. Ya me contarás ...
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