No podemos acabar con las mentiras mientras las necesitemos. Nuestros estados de necesidad mentales, emocionales y físicos hacen de las mentiras algo necesario en determinadas situaciones. Si no empezamos a trabajar sobre nuestros estados de necesidad, desde el punto de vista del crecimiento personal, seguiremos dependiendo de las mentiras, tanto de las que sirven para manipular al otro como de las que tratan de evitar dañar a nuestros seres queridos protegiéndoles de una verdad dolorosa. La mentira no puede ser desplazada de nuestra vida combatiéndola, llevamos milenios intentándolo, sino haciéndola innecesaria a través de nuestro crecimiento personal y social, es decir: trascendiéndola.
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