LA MIRADA OCULTA TRAS
LAS PALABRAS
Fíjate, querido lector, en estas palabras,
parece que te comunican algo, pero en realidad no son más que letras, que
previamente se han convertido en tan solo un conjunto de ceros y unos para
digitalizarlas y que así nuestros ordenadores puedan transmitirlas.
¿Cómo
es posible que sólo un par de símbolos puedan comunicarnos conocimientos,
secretos, sentimientos … hasta revelaciones que nos pueden cambiar la vida? Aún
hay una pregunta más inquietante: ¿cómo no nos hemos dado cuenta hasta ahora?
Estos unos y ceros o las 26 letras del alfabeto que reconocemos se
agrupan en palabras y frases visibles, pero adquieren su vida por estar todas
engarzadas en un hilo invisible: el de la conciencia del escritor.
Intentar
encontrar un mensaje en las palabras es como tratar de hallar la vida en
los átomos que componen una célula, la vida se escapa siempre de la lógica de
la razón, por la sencilla idea de que la trasciende.
La
conciencia del escritor se hace presencia en sus palabras como lo hace la de
cualquier persona en su cuerpo. Por eso, leer un buen libro es como estar
delante del autor y sentir su mirada tras la maraña de palabras y frases.
También el escritor sintió en su corazón la mirada de sus futuros lectores.
Todo esto hace que leer sea, en el fondo, el encuentro mágico de dos
presencias, la conversación entre dos miradas.
LA
PALABRA, UNA FLOR PARA EMBELLECER AL OTRO
La
palabra puede ser más que su significado, cuando la pronunciamos desde el
corazón nos encarnamos en ella, nuestra esencia la acompaña hasta el que la
recibe, que no sólo lo hace con sus oídos, sino con toda su piel. Cuando
hablamos desde esta conciencia es como verter flores sobre nuestro
interlocutor.
Podemos también emplear las palabras para herir al otro, pero si las utilizamos para embellecerlo nuestra
propia mirada se embellece. Un pobre uso de la lengua nos sitúa en nuestra
pobreza, ¿quién quiere ser pobre pudiendo disfrutar de la abundancia?
Animar a otros con nuestras palabras nos recuerda nuestra propia
grandeza, hagamos de esto un tesoro que crece cuanto más se reparte. ¿Qué te
parece empezar a experimentarlo …? Quedarás sorprendido de su poder, que no es
más que tu propio poder puesto al servicio de la vida. ¿Te animas …? He de
advertirte que cuando se convierte en habitual
tu propia vida cambia …
EL SER HUMANO, EMISOR Y RECEPTOR DE BELLEZA
Cuando
sintonizamos una determinada emisora en nuestra radio lo que hacemos es
conseguir que el circuito interior de la misma entre en resonancia con la
frecuencia de la emisora, de esta forma la señal se convierte en una corriente
eléctrica amplificada y codificada que los altavoces transforman en sonido. De
igual manera, cuando admiramos la belleza de alguien o algo sólo la podemos
sentir gracias a que entra en resonancia con nuestra propia belleza interior;
nuestras palabras, gestos, miradas, actitudes ... ante ella, hacen el papel de
altavoz, gracias al cual podemos comunicar nuestro sentir a los demás y
convertirnos en nuevos emisores de belleza.
¿Qué te
parece vivir esta idea la próxima vez que sientas la belleza … convertirte
además de receptor por resonancia en un nuevo emisor? Podríamos hacer cadenas
de seres humanos, recordándonos unos a otros la belleza que llevamos dentro …
DANDO
VIDA A LAS PALABRAS
De la
misma manera que las plantas crecen en busca del sol, las palabras viajan en
busca del corazón del poeta para estar vivas. El poeta al que me refiero no es
un profesional de la pluma, sino cualquier persona que intente sentirse creador
a través de las palabras.
Toda
auténtica creación nace en el sentir y los pensamientos son sólo una traducción
a la mente, por eso poeta es todo aquél que quiera, desde su corazón, crear
vida para ser encarnada en las palabras. La vida llama a la puerta de la mente
en forma de inspiración y ésta le ofrece
un sitio Las palabras, como los átomos en la flor, se colocan cada una en su
lugar para que la vida se exprese en forma de lenguaje. Cuando alguien después
las lee siente esta vida que el poeta deposito en ellas y comprende que la
magia de la poesía consiste tan solo en conectar dos corazones.
¿Qué te
parece, poeta, rescatar a unas cuantas palabras del diccionario y darles vida …
como hace el sol con los átomos de las flores …?
LAS PALABRAS COMO MENSAJERAS DE NUESTRA ESENCIA
El poeta se
encuentra con las palabras atadas a sus significados, como gusanos que no
pueden perder el contacto con tierra. Su labor consiste en ver en ellas sus
potenciales de transmutación, encontrar en cada una las alas que la convertirá
en mariposa. Para alcanzar esta lucidez debe contemplarlas desde el sentir,
sólo así podrá descubrir los colores que encierran y formar con ellas el
arcoíris que hará de transmisor de su mensaje. Si lo logra, el lector a quien
llegue notará la levedad de lo sutil abriendo puertas en su mente, por las que
penetrará luz de vida, su propia luz, porque la auténtica poesía nunca obliga,
ni seduce, tan solo despierta.
¡ Qué difícil ser
poeta ¡, te dirás … No lo creas … llevar a las palabras más allá
de sus significados está en el poder de todo ser humano, cuando comprende que
nadie es dueño de ese significado. Nuestra educación nos presenta el lenguaje
como algo complicado, con un diccionario que “fija y da esplendor”; pero
realmente quien puede dar esplendor a las palabras es quien pone su propio
brillo en ellas, y todos tenemos nuestro propio brillo.
Te invito,
querido lector, a empezar a ver a las palabras como algo que podemos habitar,
que podemos llenar de nuestra presencia … en definitiva, que podemos iluminar
con nuestra luz. Intenta hacerlo…, pronúncialas como lo que son: algo que nace
en ti para ser liberado, para llevar a los demás tu esencia … déjalas que
vuelen, que te anuncien al mundo …
¿Te imaginas una
humanidad que emplee así a sus palabras…? Sería, sin duda, la humanidad de la
comunicación. ¡Tantos móviles y aún no hemos descubierto el gran poder de la
palabra cuando la habitamos con nuestra presencia! ¿Qué te parece ser pionero
en intentarlo …?
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