VOLVIENDO A NACER A LA FELICIDAD
Basta desnudar a un ser
humano de sus preocupaciones, de sus juicios, de sus creencias de cómo deberían
de ser las cosas, en definitiva, de las cargas de su mente, para que pueda redescubrir las
aspiraciones y los potenciales de felicidad con los que nació.
Cuando los padres reciben
por vez primera a su hijo en sus brazos y se dejan sentir, comprenden en su
corazón que ha nacido un ser libre, lleno de tesoros que entregar a la vida.
Sienten la necesidad de protegerlo, pero a la vez se sienten sobrecogidos por
su grandeza. Viven el honor de cuidarlo como un privilegio, olvidando tal vez
que el bebé que fueron ellos no ha muerto, sigue en su interior esperando que
sus semillas de felicidad sean
germinadas. Tener un bebé en brazos es recordarnos que nacimos para ser
felices.
El ejemplo que más
necesitan nuestros hijos es el de sentirnos auténticamente felices, sin él
puede que con el tiempo olviden en que estado de pureza nacieron y no tengan
más remedio que, como nosotros,
recordarlo cuando tengan a sus propio hijo en brazos.
APRENDER A JUGAR
LA VIDA
Los niños juegan para divertirse, para
explorar sus potenciales creadores, para conocer al otro, para hacer del
aprender un gozo … en definitiva, para
descubrir las maravillas de la vida.
Los adultos, por el contrario, juegan a la rivalidad,
a sentirse limitados, a juzgar, a ganarse el pan con el sudor de su frente, a
ser más víctimas que los otros, a decir a sus hijos el futuro que más les
conviene… en definitiva, a mentirse para no aceptar que se aburren con sus
juegos.
En algún momento se nos dijo que madurar es
dejar atrás al niño que fuimos … y lo creímos. Pero la verdad es que de ese
niño no hay ningún cadáver, ni pruebas fehacientes de que aún no siga con
nosotros. Mientras a este niño, que aún somos, no le hagamos un hueco en
nuestro ahora, el adulto que queremos encarnar no sabrá disfrutar de la vida, y
estará condenado a hacer de sus juegos una realidad que no le termina de
gustar.
En el
fondo, siempre jugamos, por eso lo más importante es aprender a jugar desde la
alegría, para ello tenemos un maestro, un maestro que siempre nos acompaña: el
niño que somos.
¿Qué te parece recuperar a tu niño … y
juntos volver a hacer de la vida algo a explorar desde la alegría del corazón… ?
LA AUTÉNTICA SABIDURÍA NO NACE DE LA EXPERIENCIA
Si la experiencia fuese en sí misma la generadora de la sabiduría las
culturas más antiguas serían más sabias, y no habría ninguna razón para que se
hubiesen extinguido. Milenio de experiencia en los conflictos bélicos no solo
no consiguieron evitar las guerras modernas, sino que en ellas se alcanzó su
grado más cruel e inhumano, llegando a haber guerras sin guerreros, por ello
entiendo matar al enemigo a una distancia tal que ni siquiera le ves la cara o
bombardear desde el aire a personas, niños incluidos, sin darles la más mínima oportunidad de
defenderse: una mayor experiencia en la guerra nos hizo aún más cobardes.
La sabiduría nace más allá de nuestra mente y sus conflictos, su
auténtica fuente es nuestro corazón. Esto hace que no sea patrimonio exclusivo
de una edad determinada. Si sabemos observar podemos descubrir la sabiduría en
todas las edades del ser humano, cada una de ellas aporta un color. Si queremos
que en nuestra vida brille el arcoíris de la sabiduría al completo, hemos de
aprender a desplegar los dones de todas las edades, independientemente de los
años que posea nuestro cuerpo físico. Nuestro corazón, centro de nuestra
esencia, no cumple años, existe más allá del tiempo lineal y por tanto en él
viven simultáneamente todas las edades..
Esta es la razón por la cual un maestro o un padre pueden aprender de
personas de menos años que ellos y aún más,
tienen a su disposición la sabiduría de todas las edades en su interior,
todo un privilegio para un educador que así
puede ofrecer mucho más que su propia experiencia.
La sabiduría no consiste en dar consejos, sino en iluminar al otro para
que encuentre su propia luz. Por eso, su actuación no es cuestión de un bonito
y largo discurso, a veces le basta con una profunda y sentida mirada.
En la
imagen un fotograma de la película “Inocencia rebelde”, en la que hay una hermosa danza entre dos
personas de distintos años, que buscan ser auténticas en un entorno basado en
las mentiras
EL PODER DE LA INOCENCIA, UNA GRAN OPORTUNIDAD PARA
ENTENDERNOS
Podemos discutir
esgrimiendo miles de argumentos cada uno, defendiendo nuestra verdad con mil
tretas, juzgando al otro por sus creencias e incluso simulando una cordialidad no
sentida para vencer moralmente al que creemos nuestro adversario; todo este
arsenal sólo pone barreras a un auténtico entendimiento.
Cuando dos
inocencias se encuentran los pensamientos y los instintos ceden su poder al
corazón, permitiendo superar cualquier problema. Si queremos una humanidad en
la que las personas en vez de competir y desvalorizarse entre sí se ayuden a
ser felices, es necesario que cada uno
aprendamos a expresar la sabiduría de la niñez. Ésta nos recuerda que todo es
un juego y que, por lo tanto, es posible cambiar las reglas.
Dialogando de
corazón podemos construir sociedades muy diferentes a las actuales, en las que
las personas no habiten creencias con geometría piramidal, que ponen a unos por
encima de otros. Las relaciones han de ser en red, y cada nudo ha de ser
creativo y a la vez transmisor de las creaciones de otros, una humanidad en la
que cada individuo es como una neurona única capaz de comunicarse con todas las
demás. Es en este tipo de comunicación en la que debemos desplegar la
inocencia, una inocencia que es capaz de traspasar cualquier barrera mental,
por la simple razón de que es más sutil que ésta.
Dialogar desde la sabiduría de la niñez no
significa renunciar a la sabiduría del resto de las edades. Un auténtico sabio
conoce que su corazón no cumple años, que vive más allá del tiempo lineal, por
eso cuenta con todas las edades para tomar sus decisiones.
¿Qué te parece
empezar a desplegar un poco de la sabiduría de la inocencia en tus diálogos…
ver al otro desde esa inocencia, como hace este niño con el conejo? Los
resultados te sorprenderán … nadie nos había hablado del poder de la
inocencia.
EL ENCARGADO DE VELAR POR TU AUTENTICIDAD
Tienes un sabio dentro de ti para indicarte cuándo en tus acciones te estás negando a ti mismo: tu adolescente interior, su sabiduría tiene el bravío del caballo salvaje que no se deja someter por nadie.
Hola, me gustaría saber de los próximos seminarios de el Maestro Carlos González Pérez 2019. Gracias.
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