EL NIÑO QUE SE CONVIRTIÓ EN REY MAGO
Erase una vez, hace muchos años …
que un niño oyó decir a alguien que los reyes no eran de verdad, sino
que eran los mismos padres haciéndose pasar por ellos. Lejos de decepcionarse,
al niño le pareció fantástico, sintió que era la mentira más maravillosa del
mundo, y le entraron tantas ganas de ser Rey Mago que no estaba dispuesto a
esperar a ser padre. En secreto fue comprando regalos para sus padres, en la noche
mágica estaría bien despierto y cuando sus padres hubiesen dejado los regalos y
se hubiesen vuelto a dormir, él pondría los suyos.
A
medida que los iba escondiendo en los sitos más insospechados, sentía que su
corazón se ensanchaba. Tan ilusionado estaba que sus padres, sin sospechar
nada, le tuvieron que decir varias veces que debía escribir la carta a los
reyes.
El día de Reyes los padres fueron a despertar a su hijo, le acompañaron
hasta el comedor y le abrieron la puerta. Estaban tan atentos a contemplar la
cara del niño, esperando ver su sorpresa, que no se apercibieron de los regalos
que había para ellos. Entonces el hijo les dijo:
-
¡Vaya, no me dijisteis que vosotros también habíais escrito una carta a los
reyes ! ¡ Qué calladito os lo teníais !
Los padres se miraron entre sí , confusos por las palabras, y poco a
poco fueron descubriendo una gran cantidad de regalos en los que ponía sus
nombres
-
Pero … ¿cómo es posible? – Balbuceo el padre
-
Pero … ¿quién ha hecho esto …? . Preguntó la madre
-
¡Pero qué tonterías decís … ! ¡Han sido los Reyes Magos! ¿Quién si no …?
Los padres comprendieron por vez primera quiénes eran realmente los
reyes, en su ignorancia de adultos pensaban que lo sabían, pero sólo la
sabiduría del niño puede comprenderlo de verdad.
Querido lector, la estrella que siguieron los tres reyes era la
inocencia del corazón. Por eso, para convertirse en Rey Mago no es imprescindible el dinero, ni siquiera
esperar a que el otro escriba una carta pidiendo sus regalos, es mucho más
sencillo, y lo mejor de todo: está al alcance de cualquiera, sea cual sea su
condición económica, tan solo hay que aprender a seguir a la estrella correcta,
tal como hizo nuestro niño del cuento, que descubrió que el secreto no está en
regalar, sino en regalarse abriendo nuestro corazón, en el que existe una
abundancia a prueba de crisis.
El
niño no esperó a ser padre, tampoco nosotros tenemos que esperar al día de
Reyes, ¿qué te parece empezar a ser Rey Mago hoy mismo? Siéntete como tal,
y verás como las ideas empezarán a brotar en tu mente con la misma
abundancia con la que los tres magos reparten regalos sin cesar, es la magia
del corazón que nos hace a todos reyes y magos.
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