ABRIRSE AL OTRO PARA MOSTRAR NUESTRA ESENCIA
La flor cuando se abre lo hace sin miedo,
sin titubear, sabe que al hacerlo libera su aroma y color. En su sabiduría
comprende que liberar es liberarse. No pone obstáculos a ser ella misma, no
emplea caretas … ¿para qué fingir la belleza si ya es belleza?
Nuestra educación nos ha ocultado que sólo
floreciendo seremos capaces de dar nuestro fruto, por eso nos paramos en
capullo, nos encerramos, nos ocultamos nuestra belleza y tememos abrirnos.
Nuestra historia ha sido negarnos nuestra esencia.
Un maestro, de corazón, es aquel
que se convierte en primavera, en una primavera irresistible …. a la que
finalmente se entregan sus alumnos, abriéndose cada uno en una flor diferente,
la suya propia. La clase se vuelve jardín, los aromas se intercambian, la vida
se muestra sin secretos …
Cuando dos personas se abren una a la otra todo en ellas habla, hasta el
silencio. Ya no tienen que demostrarse nada, simplemente se muestran. La conversación
trasciende las palabras … se trasmite
simplemente a través de los aromas de
cada una, es un diálogo musical.
No
podemos ser nosotros mismos sin expresarnos en flor, sin liberar nuestra esencia al otro. Hemos de
vencer el miedo a abrirnos convirtiéndonos en ese maestro, de corazón, que no
tuvimos. El secreto está en comprender que debemos ser a la vez flor y
primavera.
Ser feliz es tan sencillo como abrirnos a la
vida, al hacerlo podemos sentir nuestra propia esencia y, así, caminar hacia el
fruto del ser humano: el ser esencial.
Querido lector, ¿qué te parece empezar a
abrirte al otro y convertirte en un ser esencial …?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario