En esta imagen tenemos un ejemplo del gran poder de la objetividad del corazón |
LA AUTÉNTICA OBJETIVIDAD SÓLO ES POSIBLE DESDE EL CORAZÓN
La
educación que hemos recibido tiene sus raíces en la dualidad, esto se refleja
en todos los ámbitos de nuestra vida. Cuando pensamos desde miradas sumergidas
en la dualidad la tensión entre los polos nos hace imposible una verdadera
objetividad, ya que el punto medio es sólo una realidad geométrica, que lo
único que pone de manifiesto es precisamente el poder de los polos sobre
nuestra decisiones; como ejemplo de esto basta contemplar una disputa política
en cualquier parlamento del mundo. Para escapar de este juego hemos de crear
creencias que no tengan su sustrato en la dualidad, los Nuevos Paradigmas del
Conocimiento es el campo en el que estas creaciones se están llevando a cabo.
Pero
mientras tanto, ¿qué podemos hacer para ser más objetivos? Hay una parte
nuestra que vive más allá de la dualidad: el corazón. Éste no puede ser
sometido por los polos, por la sencilla razón de que conoce y reconoce a todas
nuestras partes, sin ningún tipo de
juicio. La ausencia de juicio, la mirada inocente, es la que permite una
auténtica objetividad.
Puede que
en estos momentos, querido lector, estés pensando: todo es muy bonito, pero con
determinadas emociones es imposible ser objetivo. Las emociones no tienen
porqué provenir de nuestro corazón, de hecho, la mayoría de las que habitamos
cotidianamente son fruto de nuestras creencias y de los juicios que éstas
provocan en nosotros, es decir, son sustentadas por la dualidad, precisamente
por eso nos suelen ocasionar tantos conflictos, Lo que nos confunde respecto a
su origen es la gran velocidad con la que sobrevienen sobre nosotros, muchísimo
más grande que la de los pensamientos. El “pienso luego existo” nos ha hecho
creer que decidimos pensando, pero cada vez parece más claro para los
neurocientíficos que los pensamientos suelen ser más un medio de justificar
nuestras acciones- pasadas, presentes y futuras- frente a nuestras creencias;
ya que decidir en contra de ellas nos crea inseguridad.
Sentir
desde el corazón genera en nuestro cuerpo un tipo de emociones muy diferentes,
éstas no necesitan ser justificadas, escapan al poder de nuestras creencias
limitantes. Por eso, todo auténtico sabio conoce que la clave del verdadero
discernimiento, la gran objetividad, reside en el corazón.
Para
llegar al corazón de una forma cotidiana hemos de realizar un trabajo sobre
nuestras creencias: hacerlas transparentes a la luz de nuestro sentir,
elevarlas fuera del alcance de la dualidad, para permitirnos, así, acceder a
nuestra propia sabiduría, sólo entonces podremos hablar de auténtica
objetividad. ¿Te apetece el camino …? He de advertirte que el ir separándose de
la gravedad de la dualidad suele provocar algún que otro vértigo … pero no te
preocupes, con la práctica terminas acostumbrándote.
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