LA IMPORTANCIA DE HONRAR A NUESTRO MIEDO

 

    El mayor triunfo de todo ser humano es vencer a la dictadura de su propio miedo cuando es el momento apropiado. Nacimos vulnerables precisamente para conocer el miedo y lo que él nos enseña sobre la compasión, una vez que hemos entendido la grandeza y la belleza de la compasión, tan solo nos queda deponer al dictador con el que crecimos y tanto nos enseñó: nuestro maestro, el miedo. Honrar al maestro miedo es deponerle como dictador de nuestra vida cuando ya hemos aprendido sus magistrales lecciones, esto es precisamente lo que espera de nosotros.


Si nos limitamos a combatir el miedo no podremos descubrir los tesoros que encierra. Si nos dividimos entre valientes y cobardes entraremos en una batalla de destrucción entre clanes, que nos ocultará que vivir el miedo es todo un proceso de crecimiento y que el "cobarde" no está traicionando a su valor, sino descubriendo valores ocultos a la ética y a la moral, que quedan cegadas  por  el brillo de sus juicios descalificativos 



SOMOS PADRES CUANDO SOMOS CREADORES DE CORAZÓN


    Como madres y padres de nuestras creaciones, de corazón,  tenemos que cuidarlas y cuando llega el momento dejarlas marchar libremente, para que creen su propia vida, sus propias relaciones, sus propias creaciones. Cuando creamos otorgamos a lo creado lo que somos, proporcionándole así una esencia propia, fruto de nuestra propia esencia y de su destino como algo único en el universo, en definitiva: nos convertimos en madres y en padres de nuestras creaciones cuando les insuflamos la esencia y el amor de nuestros corazones.


En la imagen: un fotograma del inspirador corto "El alfarero" ("The potter"), obra del animador Josh Burton, en el que el maestro alfarero enseña a su discípulo a dar vida a sus creaciones. 



LEER COMO ASTROS CON LUZ PROPIA


    Un libro nunca ha de deslumbranos, sino todo lo contrario: despertar en nosotros nuestra propia luz. Para ello es necesario que la presencia del autor no anule la nuestra, impidiéndonos así hacer una lectura creativa, que haga del libro nuestra propia obra. Hemos sido educados para someternos a la autoridad del escritor, si el libro nos gusta, y para denostarla si no es de nuestra cuerda, de nuestros clanes de conocimiento, de cultura, de ideología, de literatura... 

    Ha llegado el momento de aprender a hacer de la lectura una nueva escritura en nuestro interior, de forma que leer sea el encuentro entre dos escritores. Esta forma de pensar ya empieza a aflorar en ciertas corrientes educativas innovadoras, que ven en el alumno no a un planeta que hay que iluminar, sino a un astro con luz propia. El lector ha de dejar de orbitar a sus escritores favoritos y formar un sistema solar doble con ellos, en definitiva: ha de verse como un astro con luz propia, capaz de recrear con su propia imaginación la obra que lee, hasta el punto de que pueda considerarse co-autor de la misma.


Leer como astros con luz propia es un buen primer paso para aprender a vivir como estrellas y no como planetas que orbitan lo que nuestra educación consideró esencial, pero que en realidad tiene una importancia relativa.  Sentir al libro como un reto a nuestra propia creatividad, verlo como una obra siempre inacabada que está pidiendo ser recreada constantemente, es algo que nos iluminará como lectores y como personas.


LAS MENTIRAS: UNA NECESIDAD, DE MOMENTO...

 

    No podemos acabar con las mentiras mientras las necesitemos. Nuestros estados de necesidad mentales, emocionales y físicos hacen de las mentiras algo necesario en determinadas situaciones. Si no empezamos a trabajar sobre nuestros estados de necesidad, desde el punto de vista del crecimiento personal, seguiremos dependiendo de las mentiras, tanto de las que sirven para manipular al otro como de las que tratan de evitar dañar a nuestros seres queridos protegiéndoles de una verdad dolorosa. La mentira no puede ser desplazada de nuestra vida combatiéndola, llevamos milenios intentándolo, sino haciéndola innecesaria a través de nuestro crecimiento personal y social, es decir: trascendiéndola.


              

Si en vez de juzgar a las mentiras y a los mentirosos contemplamos el problema desde una mirada inocente, podremos ver cuáles son las necesidades que nos empujan a mentir, y así iniciar el camino que  nos vaya liberando del Pinocho que vive en todos nosotros.