Escucharse desde la inocencia, sin juicios, es el primer paso en el camino que nos conduce a sentir al otro en vez de pensarlo. Sólo sintiéndolo puede haber un auténtico diálogo democrático. |
EMPEZAR NUESTRA PROPIA DEMOCRACIA
Cuando hablamos a otro sin intención de escucharle tan solo le
estamos empleando para autoafirmarnos. Por eso, tantas veces los
"diálogos" parlamentarios no son más que un tratar de convencerse a sí
mismo de que se hace una labor importante; si los parlamentarios sintieran de
verdad su trabajo como importante empezarían por nutrirse de las opiniones de
los demás, no viendo en el otro un oponente a su poder, sino un compañero que
le aporta algo tan fundamental como una mirada diferente.
Convertir un hemiciclo en una competición, en un espectáculo de la
dualidad, provoca que en vez de solucionarse los problemas de la sociedad se
hagan cada vez más complicados, es la politización de la sociedad.
Ser demócrata es escucharse a sí mismo, reconocer los propios estados de
necesidad del ego y sólo entonces, sin prejuicios, escuchar al otro. La esencia
de la democracia es la escucha, por eso no tiene sentido en ella hablar de
oposición de forma sistemática.
Ser demócrata no es un valor político, sino humano; por eso una sociedad
democrática tiene que serlo en todo su entramado, no basta con votar y tener un
régimen parlamentario. Ser demócrata, al fin, es sentir al otro en vez de
pensarlo.
Querido lector, ¿qué te parece empezar tu propia democracia... en casa,
en el trabajo, con los hijos, con los alumnos, con los vecinos... en la vida
... o incluso, por qué no, contigo mismo?
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Excelente propuesta!
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