LAS METAS SIN CAMINO: FLORES SIN FRUTO


      El conocimiento que aceptamos por el simple hecho de considerar a su fuente una autoridad es como subir a la cima de un montaña en helicóptero, resulta cómodo y rápido, llegamos descansados: es alcanzar la meta sin camino, es cambiar la película por un fotograma de la misma.


       Un conocimiento sin camino es renunciar a nuestro espíritu científico, a nuestra capacidad de dar sentido propio a ese conocimiento, en definitiva, a nuestra sabiduría. Precisamente esto es lo que se hace en nuestras escuelas, generando la falsa idea de que somos una sociedad científica, cuando en realidad lo que hacemos es delegar la ciencia en expertos y estamentos.
   Exactamente lo mismo ocurre con la democracia, creemos que se puede llegar a ella sin haber andado el camino, sin que cada ciudadano la sienta y la practique en su vida personal. Confundimos libertad de expresión y de voto con encarnar la democracia.
   Alcanzar la meta no es lo mismo que caminar hacia ella, pues es precisamente en cada paso donde está la experiencia, el encuentro con uno mismo y con los demás. No podemos entender la película sólo con el fotograma final. Pisar la meta sin camino es como disfrutar de la flor, pero renunciado al fruto y su sabiduría.
   Por otra parte, tener una meta es una condición indispensable para dar sentido a nuestros primeros pasos, a partir de ahí, podemos encontrar infinidad de caminos e incluso cambiar la meta.
     Antes de empezar nuestro andar hay que imaginar el camino, ilusionarse con él, incluso podemos hacernos expectativas. Pero para poder disfrutarlo como una gran aventura es necesario no atarnos a esas expectativas, dejar paso a la improvisación, a la intuición, a la sorpresa, al juego… en definitiva, abrirnos al descubrimiento de la vida en cada paso.
      Te propongo, querido lector, encaminarte hacia tus más atrevidas y elevadas metas, esas a las que te tienta llegar en helicóptero, y hacer de cada paso una aventura a disfrutar, tal vez así no te parezcan tan imposibles, e incluso puede que en algún elevado recodo del camino descubras metas más atractivas. ¿Te atreves … ? 

  
  

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