LOS DONES DE LA SONRISA



      Cuando sonreímos de corazón no sólo se nos ilumina el rostro, también nuestra mirada es luz, adquiere sus propiedades y es capaz de penetrar las más oscuras tinieblas, diluyendo cualquier miedo.
      Mientras seamos capaces de sonreír nada nos puede hacer daño, porque más allá de lo que estemos pensando contamos con el poder de nuestro corazón.  Cuando nos vean sonreír donde los otros se quejan sabrán que ninguna realidad exterior nos puede dominar, y se preguntarán que cuál es nuestro secreto.
  
       
      El secreto de poder sonreír siempre es sentirnos unidos a nuestra esencia, sabemos que ella es una fuente inagotable de luz y que es nuestra auténtica identidad. Si alguna vez dudamos de ello nos bastará buscar la sonrisa de un niño y dejarnos bañar en ella, automáticamente nuestra propia inocencia nos llevará de la mano hacia nuestra sonrisa salvadora.
       Cuando la densidad de nuestros problemas haga plomo nuestros pensamientos es el momento de subirnos en el globo de nuestra sonrisa, poco a poco, iremos reconociendo el lastre que nos ata a un territorio que no deseamos, y podremos dejarlo caer, ganando así la altura desde la cual nuestra inteligencia pueda tener la suficiente perspectiva para sernos útil.
    Si discrepamos de alguien y no sabemos cómo decírselo para que no se enfade, el poder de la sonrisa vuelve a ser nuestro mejor aliado; nos resultará mucho más eficaz y sobre todo auténtico que el empleo de mil justificaciones.
   En el momento de despedir a un ser querido cualquier palabra o silencio quedará iluminado por nuestra sonrisa, y podremos darle lo más necesario en el trance de la muerte: luz y compañía.
   Si después de un telediario dudamos de nuestra propia humanidad, substituyamos la pantalla del televisor por un espejo y contemplémonos a la luz de nuestra sonrisa … volveremos a confiar en la belleza del ser humano.
    Querido lector, si alguna vez entras en el pozo de la desesperación recuerda los dones de tu sonrisa, mira hacia arriba e impúlsate con su luz … ninguna fuerza de gravedad puede oponerse a su poder.

  
   

2 comentarios:

  1. suelo sonreir y eso me hace ser un poco bicho raro pero desde ahora lo haré mucho más. Me ha encantado como siempre tus escritos desde el corazón para el corazón.

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  2. gracias!!!!!!!!!
    leyendo esta nota pude entender algo ,resolver un trauma,pedir perdòn y perdonar, todo la mismo tiempo.
    Cuando era pequeña, a los 9 años , mi buen papà que vivìa afuera por ser separados mis dos padres,venìa a verme tomar mi primera comuniòn y por un aneurisma que le dio en viaje llegò directo a morir,cosa que fue un dìa despuès de mi comuniòn y en otra ciudad internado.
    Mi mamà,la mala de esta vieja pelìcula,en la iglesia,junto a mis compañeritas felices que disfrutaban ese momento, me pidiò 'sonreir' para la foto.
    La odiè por eso toda mi vida, porque me parecìa que era cruel pedirme eso en ese momento.Mi sonrisa estuvo igual.Fue una mueca forzada.
    Ahora entiendo que lo suyo , si cambio los anteojos de ver distinto, fue la intenciòn de que pese a todo ese que era 'mi' momento especial,tuviese algo lindo como las demàs nenas, que pudiera aunque sea un poco disfrutar pese al dolor.
    Una maestra mi mamà.
    Luego,de adulta,siendo actriz,en cada casting,para la foto nunca pude ser natural en la sonrisa, porque el casting es un momento forzado tambièn.Uno rìe apra quedar.
    Pero vale entonces!!!! A veces es forzada la alegrìa, o no? a veces cuesta!!!
    pero intentarlo es tan valioso como cuando explota la carcajada de las tripas.
    Por suerte, en muchos otros momentos mi risa explota . Sè de su poder sanador. Por suerte ni ese episodio me la robò.
    Pero hoy transmutè ese recuerdo doloroso que me llenò de enojo con mi mamà.
    Gracias!!!!!!

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