DAR LUZ A NUESTRA NOCHE: UN REQUERIMIENTO ESENCIAL EN NUESTRO DESPERTAR


   La muerte solo existe desde la perspectiva del tiempo lineal, por eso en los sueños podemos ver vivos a los que tendrían que estar muertos. Soñamos desde el hemisferio derecho, en el que la asociación de las personas y de las cosas no sigue la perspectiva del tiempo lineal; en nuestros sueños los tres tiempos, pasado, presente y futuro, se entremezclan, permitiendo así situaciones imposibles en nuestra vigilia. Esto permite crear emociones y experiencias veladas a nuestra conciencia en tiempo lineal, enriqueciendo así nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos: cuando dormimos seguimos vivos, seguimos adquiriendo experiencias y por lo tanto capacidades. Esta vida en nuestra conciencia onírica es la base científica de un conocido dicho popular, que se aplica cuando tenemos un problema de difícil solución: "consúltalo con la almohada"

    La conexión entre nuestra fase de dormidos y la de vigilia es nuestro cuerpo, puesto que ambas fases tienen lugar en él. Las memorias que constituyen nuestro cuerpo (los átomos, la materia, tan solo entran y salen de él) guardan nuestras experiencias oníricas, la psicología ha llamado a este conocimiento oculto a nuestra vigilia inconsciente, revelándonos  su gran poder sobre nuestro comportamiento. En el crecimiento personal llega un momento en el que es imprescindible empezar a llevar nuestra conciencia de vigilia a nuestro mundo onírico, es decir: revelar a nuestro consciente las experiencias acumuladas en nuestra noche. Trabajar el duermevela, una fase intermedia entre dormidos y despiertos, es un buen primer paso para comenzar esta gran aventura de dar luz a nuestra noche.


Explorar nuestros sueños es un paso imprescindible en el camino del autoconocimiento, no podemos  crecer en consciencia renunciando a dar luz a nuestra vida onírica. El ser humano habita dos mundos, la educación le define, con mayor o menor acierto, el de la vigilia, pero nada le habla del que comienza con una pequeña muerte y termina con una resurrección, y que curiosamente experimentamos todos los días.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario